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Los mejores vestidos de invitada para boda de día

Hay un momento vital, que generalmente coincide con el final de la veintena y toda la treintena, en el que la búsqueda de vestidos de invitada para boda de día se convierte en una constante. La buena noticia, para tranquilidad de aquellas a las que la tarea siempre se les hace un poco más cuesta arriba, es que una vez establecido el presupuesto, la lista de opciones roza el infinito. Lo más importante es ser consciente de que las bodas han evolucionado de tal manera —sirva como prueba el hecho de que hasta hay novias que apuestan por el pantalón— que ya no solo no se realiza distinción entre una boda civil o religiosa, sino que el límite entre lo que antes de consideraba aceptable y lo que no afortunadamente se ha difuminado hasta el punto de desaparecer en favor de una única máxima: que la invitada se sienta cómoda e identificada con el vestido que ha elegido. Porque al final de eso se trata.

Aunque el protocolo marca una larga lista de requisitos para las más puristas en términos de vestidos de invitada para boda de día, realmente los dos únicos comúnmente aceptados son, por un lado, el que dictamina que el blanco (y derivados como el crema, los nude claros y, en general, cualquier tono pastel que sea susceptible de confundirse con blanco) está terminante prohibido, salvo que se comente previamente con la novia para mayor tranquilidad de ambas. Y, por el otro, el que atañe al largo del vestido, marcando el límite en los midi, a excepción de invitadas muy cercanas (como la madrina o la hermana del novio o de la novia), quienes acostumbran a apostar por los vestidos largos incluso cuando la boda es de día.

El blanco y derivados no es el único tono que se considera históricamente ‘prohibido’ en las bodas, el negro también formaba parte de esa lista; en pasado, porque la realidad es que no hay absolutamente ningún motivo por el que este color no sea adecuado para una boda. Es más, cada vez son más las invitadas que rompen con esta norma no escrita. A la hora de elegir el color de un vestido, lo mejor es seguir la misma norma que se aplica al tejido y guiarse por la estacionalidad.

Fuente: glamour.es

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